Me llamo Luis Boullosa. Soy escritor. Soy gallego. “El Puño y la letra” es mi primer libro publicado. El primero publicado no suele ser el primero escrito, sólo aquel lo bastante simple para que alguien te lo compre y lo saque a la calle. Es un ensayo periodístico sobre las canciones. Sobre la canción. De donde viene, por qué aparece, qué es la inspiración, qué comían los centauros. Esas cosas. ¿Es la canción rock literatura? Plantea más preguntas que respuestas y entrevista a diez orfebres del asunto para que traten de responder a esas preguntas. Cada uno de ellos merece en sí mismo un libro entero. Todos son distintos. Hay poetas post-beat (Pete Simonelli), chamanes claros (Julian Cope) y oscuros (Michael Gira), geniecillos saltarines (Ryan Sambol), real visceralistas reconvertidos en padres de familia (Aidan Moffat) y visionarios puros (Gareth Liddiard). El libro hace un viaje desde la tradición oral hasta hoy. |
Hoy es también la tradición oral. El libro es una puerta, indica sendas en la maleza y luego uno puede seguirlas o no, abandonado a su solo criterio. El libro es para cualquiera. No es un libro para críticos de rock ni para corrillos especializados. Tú madre puede leerlo y entenderlo, aunque no conozca ni uno solo de los nombres. Puedes regalarlo por navidad y aguarle la fiesta a un enemigo. El libro es una experiencia interactiva. Se debe escuchar con las canciones de las que habla. Uno debe apartarse de él para internarse en la música. Luego volver, cambiado. El libro me cambió a mí también, inevitablemente. Volví de todas las preguntas con más preguntas nuevas, y cada vez que lo presento para la gente me brota alguna idea, una de esas obviedades luminosas que van constituyendo la personalidad. |
La última es esta: Una canción es al tiempo un vestigio antropológico y un elemento de tecnología punta. Estaba ahí cuando empezamos a comunicarnos, tan simple como un golpe y un chillido; sigue aquí ahora, y cuando nos extingamos finalmente, servirá probablemente de réquiem: es imposible condensar tanta belleza, tanta emoción y tanta verdad en una cápsula más pequeña o más eficaz.
Por lo demás, vale veinte euros, lo saca a la calle 66RPM y mi madre me mira distinto desde que lo publiqué.
Por lo demás, vale veinte euros, lo saca a la calle 66RPM y mi madre me mira distinto desde que lo publiqué.