La primera edición del Festival Internacional de Cine Rural Carlos Velo (FICCVelo), celebrada el fin de semana del 20, 21 y 22 de junio en el Auditorio de Cartelle (Ourense), contó con una amplia participación de profesionales del ámbito audiovisual así como público en general. El I FICCVElo recibió casi 200 obras audiovisuales de diferentes países de Europa, América Latina y Oriente Medio. Los miembros del comité de selección, formado por Xudit Casas, Plácido Romero, Bruno Nieto, Olalla Moreira Alba Pro y Raúl García, todos los profesionales del sector audiovisual y los participantes en la organización del I FICCVelo señalaron su sorpresa por el alto nivel y la calidad artística de las 152 obras que finalmente entraron en la fase de selección. De todos los cortometrajes sólo diez, cinco por categoría (documental y ficción), llegaron como finalistas a este I Festival Internacional de Cine Rural Carlos Velo. El jurado oficial del FICCVelo, integrado por destacados profesionales del sector audiovisual y el mundo académico, como Alberto Blanco, Antonio Mourelos, Fernando Redondo, Norberto López, Pablo Vázquez, Rafael Cid, José Ramón Pousa y Lisardo García Bueno, fueron los responsables de elegir a los premiados entre los diez trabajos finalistas. Finalmente fueron respectivamente Hijos de la Tierra, de Patxi Uriz en la categoría de documental, y Porsiemprejamon, de Ruth Díaz, en la de ficción, las dos obras merecedoras del Primer Premio del jurado. Hijos de la Tierra, es una coproducción de Brasil, España y Reino Unido en la que se recogen una serie de testimonios que se convierten en trasmisores de la sabiduría de los pueblos y de su conexión con la naturaleza. Por siempre jamón, se centra en las horas previas a la boda de una pareja, los miedos y los recuerdos. Este cortometraje logró un reconocimiento extraordinario del público. Los directores y actores de los dos cortometrajes premiados estuvieron para recoger el premio, consistente en una pieza escultórica de la artista celanovesa, Lina Cofán, representando una cámara de cine antigua. Además se otorgaron accésit respectivos a Trazos en la Cumbre (documental) y a Epitafios (ficción). El Premio del Público fue para La Selva Invisible, de Albert Pérez, un cortometraje documental ambientada en la selva peruana, donde a través del arte que vemos cómo los indígenas reclaman su identidad y comparten su lucha por preservar la cultura y la identidad. Aser Álvarez e Inés Vázquez, directores del festival, agradecieron enormemente el grado de participación e implicación en el festival del sector audiovisual, colaborares, patrocinadores, público asistente y de forma especial al Concello de Cartelle.
Una vez terminada la gala de entrega de premios, los participantes y asistentes tuvieron la ocasión de degustar productos de la zona, donde el vino, la música y la buena compañía pusieron el broche de oro a unas jornadas de ocio cultural. RESUMEN AUDIOVISUAL FINALISTAS I FICCVELO Con el fin de servir como canal de difusión para los trabajos presentados al I FICCVelo, los directores y promotores de este evento, Inés Vázquez y Aser Álvarez han decidido crear el Cineclub Carlos Velo, un foro cinematográfico itinerante que dará a conocer las mejores iniciativas audiovisuales tanto en el ámbito rural gallego como en zonas del Norte de Portugal y otras zonas de España, promoviendo intercambios culturales y experiencias con otros festivales.
Iremos informando puntualmente de estas actividades. Carol de Swaan fue la tercera mujer de Carlos Velo. Con ella compartió los útimos años de su vida. Hemos tenido la suerte de poder entrevistarla con motivo del I FICCVelo y ser partícipes de sus recuerdos. L.P. ¿Qué recuerdos guarda de Carlos Velo y de los años que compartió con él? C. de S.: Recuerdo a Velo, muy frecuentemente, sigue formando parte importante de mi vida actual. Fue sobresaliente conversador: podía versar sobre prácticamente cualquier tema, y siempre tenía algo que aportar. Una charla agradable y culta, que profundizaba algo más que el común , revelando conocimientos científicos de forma amena. Era un auténtico difusor de las ciencias, admirador de la naturaleza y de la vida de los animales, sobre todo de los insectos y de su vida amorosa. Le costaba dejar su trabajo para participar en reuniones sociales, para él lo ideal era dedicarse de lleno a lo que en ese momento ocupara su tiempo “libre”. Pero si decidía participar lo hacía con entrega y lo disfrutaba plenamente, igual que sus oyentes. Aunque ya nos conocíamos, empezamos a profundizar la relación cuando echó a andar el Centro de Capacitación Cinematográfica, del que sería fundador y primer Director. Me invitó a trabajar con él para construir una biblioteca cinematográfica, un centro de documentación, y sobre todo, estar atenta a las demandas de los estudiantes. -Tú debes ser como una especie de mamacita en la que confíen, para que me informes sobre sus problemas- me dijo al dibujar el perfil que requería. Se dedicó de lleno a analizar cuidadosamente los planes de estudio de las mejores escuelas de cine del mundo, para elaborar el propio, considerando las condiciones específicas de México. Auténtico apasionado de su trabajo dedicó horas a elaborar el plan de estudios, establecer las necesidades de la instalación discutiendo con el arquitecto las dimensiones y especificidades del cuarto de edición, de grabación de sonido, del pequeño auditorio. Elaborando la lista del personal requerido, desde el subdirector del CCC hasta los maestros de guión, edición, producción y dirección que seleccionó con esmero, creando una plantilla de docentes de primer orden. Cualquier distracción de este quehacer lo alteraba profundamente. Solo quería dedicar su tiempo a este propósito. Ya cuando el CCC empezó a funcionar dedicaba la mayor parte de su tiempo “libre” a un proyecto que quedó inconcluso: un diccionario de voces específicas de cine y televisión en español. Ese fue parte de mi quehacer durante el tiempo que trabajé con él en el CCC. Su chofer fotocopiaba diccionarios de términos técnicos en inglés y francés y alguno antiguo en español, y luego los pegaba en tarjetas de trabajo. Leyendo las diversas voces yo debía intentar redactar la voz final, siempre bajo su supervisión. Así fue creciendo mi admiración por él, que corregía acertadamente mis errores de redacción; siempre me sorprendía con sus conocimientos, lo acertado de sus correcciones y con su enorme capacidad de trabajo. Poco después nos casamos y durante los años que vivimos juntos traté de proteger su tiempo “libre” para dar salida a su creatividad y perfeccionismo en lo que emprendía, agradecida de que el tiempo que me dedicaba fuera también de excelente calidad, inolvidable. L.P.: ¿Cómo vivía Carlos Velo la relación con Galicia desde la distancia y cómo fue aquél encuentro-homenaje en Carballiño en 1985? C. de S.: Siempre mantuvo un vínculo cercano con Galicia. Fue fundador del Patronato Gallego en México y dedicó su pasión a la edición de la revista Vieiros, que llevaba a Galicia su amigo Luis Soto, en pleno franquismo, arriesgando su vida en ello. La revista tenía como propósito esencial conservar el idioma gallego, y ser un elemento de lucha en contra del despiadado autoritarismo franquista, un baluarte de libertad que defendía los principios republicanos. Se editaron pocos números, porque era un esfuerzo enorme, de gran calidad y perfeccionismo, como todo lo que emprendía. Se mantuvo firme en sus principios liberales el resto de su vida y a pesar de que no pasaba el tiempo en las tertulias de los republicanos que se dedicaban a discutir la batalla del Ebro, y otros aspectos de la lucha en contra del franquismo. Pero Galicia fue parte de sus más hondas preocupaciones y le dolía profundamente estar lejos. Añoraba su patria con verdadera saudade. Quizás por eso el reconocimiento de la Junta de Galicia al otorgarle el premio Maestro Mateo primero y luego el festival de Carballiño fueron tan importantes para él. Lo acompañé en ambas ocasiones al reencuentro con su tierra natal y sus compatriotas, que ahora lo reconocían casi como un héroe. El tremendo impacto que le causó de ver pendones con su imagen colgados por las calles de Carballiño, el verse rodeado de jóvenes quienes solicitaban sus conejos y de periodistas que requerían de entrevistas, lo entusiasmaron. Terminaba exhausto, pero se sintió verdaderamente reconocido. Disfrutó mucho de la compañía, de que escucharan su tesis sobre la irrelevancia del medio, ya fuera video o cine, lo importante era transmitir el mensaje, la historia, en forma clara, cualquiera que fuera el medio. También gozó de la comida, que para eso se pintaba solo. Y de la compañía de nuestros queridos amigos Luis Álvarez Pousa y de su mujer, Concha Pino, que nos recibieron en su casa y nos faltaba tiempo para las deliciosas las conversaciones que se alargaban al menos hasta la media noche L.P.: ¿Qué recuerdos u opinión guardaba él de aquellos primeros documentales que retrataban el costumbrismo gallego?
C. de S.: Contaba con gusto cómo había descubierto el cine: le fue rechazada su tesis en la que planteaba quelas abejas tenían una forma de comunicación. (Mas tarde Von Frish obtendría el premio Nobel por ese planteamiento) Decidió fotografiar el baile de las abejas exploradoras al regresar al panal, para demostrarlo. En la propia tienda le propusieron que sería mejor filmarlas y optó por una cámara de registro en movimiento. Fue así como conoció el cine y las múltiples posibilidades que presentaba para exponer la problemática social. Emprendió con Mantilla la producción de Galicia, y La Ciudad y el Campo, entre otros cortometrajes documentales, que serían su pasión por el resto de su vida. La pérdida de su película Galicia lo entristeció profundamente. Recuperó algunos minutos de su producción años más tarde, pero leí que en el 2010 un profesor ruso había encontrado 20 minutos más de la filmación en Moscú. Le hubiera encantado saberlo. Lo que conservó fue el dibujo que hizo Castelao para el fondo de los créditos. Reflexiones de Lisardo García Bueno, presidente del Jurado del I FICCVelo Evocar una vida profesional dedicada al documental audiovisual. Esa fue la finalidad prioritaria sobre el que se desarrolló la retrospectiva que me dedicó el Primer Festival Internacional de Cine Rural Carlos Velo. Pero para mí, en este hecho de mostrar algunos de mis trabajos, con el fin de reconocer mi trayectoria en el terreno del documental, hay algo más, hay emoción. La emoción de ver a un público un sábado por la mañana en una pequeña localidad de la Galicia profunda, dispuesto a visionar episodios de la vida misma, historias reales narradas audiovisualmente que formaron parte de la actualidad, con mayúsculas, en el ámbito nacional e internacional a lo largo de más de tres décadas. La emoción de estar ante gente anónima que quiere ver tu trabajo, la emoción de estar ante los seres queridos, ante amigos solidarios, la emoción de poder expresar, de poder contar, de comunicar experiencias tan emocionantes, recogidas en cada uno de los documentales y de los reportajes que para mi formaban parte de ese tesoro que guardaba, como si de un cofre se tratara, la retrospectiva. Creo, también, que un documental para ser bueno, tiene que ser emocionante. Y para que exista emoción tiene que haber riesgo. El director de documentales, el realizador de grandes reportajes, tiene que jugársela en el apasionante limbo que es la experimentación audiovisual. Eso conlleva trabajo, mucho trabajo, que por supuesto, siempre dignificará la obra y la hará personal. Mis compañeros de profesión siempre definieron mi obra como muy personal, tanto que cuando veían un tren como elemento narrativo de la historia, bien como soporte visual con función de cortinilla u otro efecto, o como elemento de ruptura narrativa, o como plano de contenido conceptual o como un simple tren que pasa, decían:”esto es de Lisardo”. Y el pasado 21 de junio en el auditorio de Cartelle, viendo Yoyes (1988), El Testamento del hombre de la Selva (1989) y Ramón Mercader, crímen y castigo (1990), confirmé que el tren combinaba muy bien con la emoción y el riesgo. Y que las señas de identidad, el ADN creativo tiene nombre y apellidos, el equipo es prácticamente el mismo. Un privilegio trabajar con gente tan buena. La retrospectiva, reivindicó el trabajo de excelentes trabajadores de la televisión pública española, cámaras, técnicos de sonido, montadores, eléctricos, ayudantes…, profesionales sin los que ninguno de los documentales y reportajes presentados se hubieran realizado con tan buena factura y de los que yo aprendí tanto. Según se iban proyectando las secuencias de los documentales, aparecían reflejados en la pupila de mis ojos los rostros de tantos amigos y compañeros con los que me sentí unido en la búsqueda de nuevas formas de experimentación en el audiovisual, en el reportaje, en el documental, en el cine, en la música, el arte, la belleza y la verdad. El que esto ocurriera, mantendrá siempre el grato recuerdo en mí, de este primer Festival Internacional Carlos Velo, celebrado en Cartelle. Gracias por reencontrarme con la vida, con el trabajo y con la hermosa actividad de narrar historias. Historias de rostros humanos, como son las que aparecían en Mataluenga, comedia rural en cuatro actos (1985), Cartas de una familia (1981), En el corazón de las tinieblas (1992), Brasil, la lucha por la tierra (2001), Villa El Salvador, el arenal de la solidaridad (2002), Pedro Casaldáliga, en el rio de la vida (2005), La memoria recuperada (2005), La música del fin del mundo (2003), Los niños de la guerra (2005), Pau Gasol, cerca de las estrellas (2002), y El legado de Mandela (2004). Trabajos audiovisuales producidos por Televisión Española cuya emisión se hizo desde las cabeceras de programas tan emblemáticos de la televisión pública, como Vivir cada día, Documentos TV, En Portada e Informe Semanal, en los cuales desarrollé mi tarea profesional como periodista, guionista y realizador durante 34 años. Una retrospectiva que ha agitado amablemente en mi memoria grandes momentos de esa vida profesional, que me ha dado nuevos amigos y de la que espero que Carlos Velo se sienta orgulloso. Nacho Gil es un madrileño que tres años atrás fue inoculado con el virus de la fotografía. Esta pasión le ha permitido realizar unas de las fotografías de Madrid más hermosas que hemos visto en mucho tiempo. No contento con esto, recientemente ha pulverizado un record de crowdfunding, logrando la participación económica de casi 500 personas para hacer realidad el libro Callejeando Madrid que publicará FlashBack Ediciones. Callejeando Madrid es el resultado de 18 meses de paseos fotográficos por Madrid. Unos paseos productivos donde los haya. Hasta ahora, no hacía falta más que mirar las fotos en facebook, regaladas por entregas a un público fiel (50 mil seguidores!) en el que Nacho sembró “sed de Madrid” y unas expectativas crecientes. Muy pronto, estas entregas verán la luz en forma de libro gracias al crowdfunding. Callejeando Madrid es ya un record de participación y de velocidad – en una semana se logró el objetivo- , además de una realidad que ha sido posible en buena parte por la amplia base social que ya seguía los pasos fotográficos de Nacho en las redes sociales. Nacho Gil comenta con cierto cuidado que él no se considera un profesional de la fotografía. Y quizá no lo sea en el sentido estricto de la palabra. Diremos entonces que se trata de un poeta de la fotografía. Para todos aquellos que tengáis la oportunidad de haceros con el libro, veréis que se trata de una mirada espontánea, fresca y amable. Una forma de mirar Madrid que nos permite acercarnos a esta ciudad desde una óptica nueva. En palabras del propio Nacho “Madrid es algo más que el lugar en el que trabajas, el lugar en el que te quejas… es también un lugar con espacios agradables que permiten vivir momentos muy particulares, una ciudad que también hay que cuidar” Con 192 páginas y 130 fotos, el libro incorpora también textos del propio Nacho, además de comentarios de algunos mecenas así como de otras personas que de un modo u otro han participado en el proyecto. Callejeando Madrid se convierte así en un proyecto colectivo, no sólo por su modelo de financiación sino también por su vocación coral. El libro estará disponible a mediados de junio y será publicado por Flashback ediciones. Tardes de Té y Sexo es un espectáculo dirigido por Jesús Amate, ganador del apartado de teatro del festival Talent Madrid 2014, e interpretado por Desakato Producciones (Ana José Bóveda y Aisha Wizuete) que invita, entre risas y carcajadas, a realizar una reflexión sobre nuestros deseos, anhelos y preocupaciones más íntimas. Al fin y al cabo, hombres y mujeres no somos tan distintos... Nuestras necesidades emocionales y sexuales, las formas de relacionarnos con nuestro cuerpo y con los demás hablan de cómo somos, de quiénes somos, mucho más que aquello que podamos decir. La coherencia (o incoherencia) entre lo que decimos y hacemos marca la diferencia porque nuestras conductas nacen de lo más profundo de nuestra mente, y nuestra mente está marcada por la experiencia... Un círculo vicioso que… ¡Madre del amor hermoso! ¡¡Sálvese quién pueda!!.... Es mejor echarse unas risas… Vistámonos de dos rombos, entremos en lo políticamente incorrecto y hablemos, o mejor mostremos, intimidades con las que todos puedan sentirse identificados. ¡Rompamos con la intimidad! Ven a tomar el té todos los domingos de junio a las 19:30. |